Tal como afirma Sodaro (2006) el término ideología se ha empleado de diferentes formas. Pero, el empleo más cotidiano hace referenca a la orientación política general de una persona. De todas formas, los politólogos manejan una concepción mucho más elaborada. De esta manera, solemos entender por ideología un conjunto coherente de ideas que incluye:
1. Una teoría sobre las relaciones entre la sociedad y el Estado
2. Una noción de los valores que deben informar la acción política y de las bases de legitimidad política.
3. Un programa de acción que indica los objetivos, los ideales, las políticas y las actuaciones que deben seguir el Estado, las elites políticas y los ciudadanos.
De todo esto, suele haber consenso: “las ideologías pueden influir poderosamente en el comportamiento político de la sociedad” (Sodaro, 2006, pág. 228). Y es este influir poderosamente en la sociedad, precisamente, la razón por la cual el término suele confundirse con Cultura Política. Para ser más específicos, baste decir que la ideología forma parte de la cultura política pero no es su único elemento (1); entonces, ideología serían conceptos como liberalismo, socialismo, fascismo, feminismo etc, de otro lado, recuérdese que las culturas políticas, según Gabriel A. Almond y Sidney S. Verba (1989), son o participativa o parroquial o de sujeto.
Hasta aquí todo perfecto. Ahora bien al profundizar un poco más en el concepto de Ideología el asunto se torna más complicado. A lo largo del desarrollo académico en ciencia política el término ha solido dividirse en dos concepciones: débil y fuerte (Stoppino, 2002).
1. Una teoría sobre las relaciones entre la sociedad y el Estado
2. Una noción de los valores que deben informar la acción política y de las bases de legitimidad política.
3. Un programa de acción que indica los objetivos, los ideales, las políticas y las actuaciones que deben seguir el Estado, las elites políticas y los ciudadanos.
De todo esto, suele haber consenso: “las ideologías pueden influir poderosamente en el comportamiento político de la sociedad” (Sodaro, 2006, pág. 228). Y es este influir poderosamente en la sociedad, precisamente, la razón por la cual el término suele confundirse con Cultura Política. Para ser más específicos, baste decir que la ideología forma parte de la cultura política pero no es su único elemento (1); entonces, ideología serían conceptos como liberalismo, socialismo, fascismo, feminismo etc, de otro lado, recuérdese que las culturas políticas, según Gabriel A. Almond y Sidney S. Verba (1989), son o participativa o parroquial o de sujeto.
Hasta aquí todo perfecto. Ahora bien al profundizar un poco más en el concepto de Ideología el asunto se torna más complicado. A lo largo del desarrollo académico en ciencia política el término ha solido dividirse en dos concepciones: débil y fuerte (Stoppino, 2002).
Significado Débil [concepto neutro].
Cuando se habla de ideología en su sentido débil se hace referencia a una acepción neutra que designa una “species variadamente definida, de los sistemas de creencias políticas: un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tiene la función de guiar los comportamientos colectivos” (Stoppino, 2002, pág. 755). Es así como este significado es usado en la interpretación de los particulares sistemas políticos y en el análisis comparado de diversos sistemas (2). Para contextualizar mucho más en el concepto neutro de ideología, ténganse en cuenta las siguientes definiciones:
1. Según Carl J. Friedrich, la ideologías son “el sistema de ideas conectados con la acción [comprenden típicamente] un programa y una estrategia para su actuación, [están dirigidas a] cambiar o a defender el orden político existente [y tienen la función de sostener simultáneamente a un partido u otro grupo comprometido en la lucha política” (Stoppino, 2002, pág. 757)
2. Según David Easton, las ideologías son “las interpretaciones [y los] principios éticos [explícitos y elaborados que] definen los objetivos, la organización y los límites de la vida política [y ofrecen] una interpretación del pasado, una explicación del presente y una visión del futuro” (Stoppino, 2002, pág. 757 ) en A systems analysis of political life, el autor clasifica las ideologías en:
a. Partidarias: dirigidas a organizar el consenso hacia tipos particulares de líneas políticas y de prácticas de gobierno.
b. Legitimantes: dirigidas a sostener o a impugnar el régimen político y el derecho de los gobernantes a gobernar.
c. comunitarias: dirigidas a poyar la persistencia o la transformación de la comunidad política en su conjunto.
3. Para Brzenzinsk (en un significado mucho más general), Ideología denota “un programa apto para la acción de masa, derivado de determinados asuntos doctrinales sobre la naturaleza general de la dinámica de la realidad social, y que combina ciertas afirmaciones sobre la inadecuación del pasado o del presente con ciertos rumbos explícitos de acción para mejorar la situación y ciertas nociones sobre el estado de cosas final y deseado” (Stoppino, 2002).
4. H. Moore tiene en cuenta dos parámetros, primero, el objetivo oficial de la ideología diferenciando entre transformación total y transformación parcial de la sociedad y la función efectiva de la ideología. Segundo, el autor distingue entre, función instrumental o práctica (de persistente guía de acción) y función expresiva (es decir, sin efectos directos sobre la acción pero que expresan el sentido de solidaridad y los sentimientos comunes de los miembros del partido). Por lo tanto, cuan el sistema es unipartidista las ideologías pueden ser a) totalitarias (instrumentales y están dirigidas a una transformación total de la sociedad. e.g. comunismo soviético stalinista) b) tutelares (instrumentales y dirigidas a una transformación parcial. E.g. comunismo yugoslavo) c) milenaristas (expresivas y dirigidas a una transformación total de la población. E.g. fascismo italiano) d) administrativas (expresivas y dirigidas a una transformación parcial) .
Por el estilo, se pueden ir encontrado muchas más (3). Si se revisan atentamente las anteriores, resultan evidentes ciertos criterios a la hora de dar una definición. Primero, una concepción de las relaciones entre la sociedad y el Estado; hay un conocimiento colectivo de esas relaciones. Segundo, el criterio de valores y legitimidad sociales del régimen. Y, tercero, el criterio de ideología como guía de acción colectiva con base en lo temporal –pasado, presente y futuro.
Cuando se habla de ideología en su sentido débil se hace referencia a una acepción neutra que designa una “species variadamente definida, de los sistemas de creencias políticas: un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tiene la función de guiar los comportamientos colectivos” (Stoppino, 2002, pág. 755). Es así como este significado es usado en la interpretación de los particulares sistemas políticos y en el análisis comparado de diversos sistemas (2). Para contextualizar mucho más en el concepto neutro de ideología, ténganse en cuenta las siguientes definiciones:
1. Según Carl J. Friedrich, la ideologías son “el sistema de ideas conectados con la acción [comprenden típicamente] un programa y una estrategia para su actuación, [están dirigidas a] cambiar o a defender el orden político existente [y tienen la función de sostener simultáneamente a un partido u otro grupo comprometido en la lucha política” (Stoppino, 2002, pág. 757)
2. Según David Easton, las ideologías son “las interpretaciones [y los] principios éticos [explícitos y elaborados que] definen los objetivos, la organización y los límites de la vida política [y ofrecen] una interpretación del pasado, una explicación del presente y una visión del futuro” (Stoppino, 2002, pág. 757 ) en A systems analysis of political life, el autor clasifica las ideologías en:
a. Partidarias: dirigidas a organizar el consenso hacia tipos particulares de líneas políticas y de prácticas de gobierno.
b. Legitimantes: dirigidas a sostener o a impugnar el régimen político y el derecho de los gobernantes a gobernar.
c. comunitarias: dirigidas a poyar la persistencia o la transformación de la comunidad política en su conjunto.
3. Para Brzenzinsk (en un significado mucho más general), Ideología denota “un programa apto para la acción de masa, derivado de determinados asuntos doctrinales sobre la naturaleza general de la dinámica de la realidad social, y que combina ciertas afirmaciones sobre la inadecuación del pasado o del presente con ciertos rumbos explícitos de acción para mejorar la situación y ciertas nociones sobre el estado de cosas final y deseado” (Stoppino, 2002).
4. H. Moore tiene en cuenta dos parámetros, primero, el objetivo oficial de la ideología diferenciando entre transformación total y transformación parcial de la sociedad y la función efectiva de la ideología. Segundo, el autor distingue entre, función instrumental o práctica (de persistente guía de acción) y función expresiva (es decir, sin efectos directos sobre la acción pero que expresan el sentido de solidaridad y los sentimientos comunes de los miembros del partido). Por lo tanto, cuan el sistema es unipartidista las ideologías pueden ser a) totalitarias (instrumentales y están dirigidas a una transformación total de la sociedad. e.g. comunismo soviético stalinista) b) tutelares (instrumentales y dirigidas a una transformación parcial. E.g. comunismo yugoslavo) c) milenaristas (expresivas y dirigidas a una transformación total de la población. E.g. fascismo italiano) d) administrativas (expresivas y dirigidas a una transformación parcial) .
Por el estilo, se pueden ir encontrado muchas más (3). Si se revisan atentamente las anteriores, resultan evidentes ciertos criterios a la hora de dar una definición. Primero, una concepción de las relaciones entre la sociedad y el Estado; hay un conocimiento colectivo de esas relaciones. Segundo, el criterio de valores y legitimidad sociales del régimen. Y, tercero, el criterio de ideología como guía de acción colectiva con base en lo temporal –pasado, presente y futuro.
Significado Fuerte [Concepto Negativo].
De otro lado, existe la concepción negativa de ideología. Se hace referencia aquí a la falsa conciencia de una creencia política. En el sentido Marxiano: como “la falsa consecuencia de las relaciones de dominación entre las clases, y se diferencia claramente [del significado débil] porque mantiene el propio centro, diversamente modificad, corregida o alterada por los distintos autores, la noción de falsedad: la ideología es una creencia falsa” (4) (Stoppino, 2002, pág. 755). En este sentido se hace referencia a las diferentes formas de entender la falsedad; esto es, como representación, presentación y motivación.
1. Con falsa representación se hace referencia a que una creencia ideológica es falsa porque no corresponde a los hechos. Para el mejor entendimiento de eso adopto el ejemplo de Stoppino: “la inmersión de un bastón vertical en el agua es el fenómeno objetivo; nosotros vemos el bastón como si estuviera roto, y si nos damos cuenta de nuestro erro lo describiremos como tal: este es el fenómeno subjetivo”. Esta distinción entre fenómeno objetivo y fenómeno subjetivo ha sido confimada por autores como Pareto para quien “las doctrinas sociales y políticas son generalmente doctrinas que describen la realidad social en la misma forma en que nosotros describiríamos el bastón inmerso en el agua si dijéramos que está roto” (Stoppino, 2002, pág. 763).
2. Con falsa presentación se describe la situación en que en la conciencia de la persona la valoración se presenta bajo la falsa vestidura de una afirmación de realidad. En una palabra, todo gira alrededor de los juicios de valor y no (como en la falsa representación) con las afirmaciones de hecho. Por ejemplo (siguiendo nuevamente a Stoppino, 2002, pág. 766) “la creencia de dos esclavos que justifican como bueno y legítimo el poder que el patrón tiene sobre ellos es ideológica para el primer esclavo porque en su conciencia los juicios de valor se presentan bajo la forma de afirmaciones de hecho, pero no lo es para el segundo porque en su conciencia los juicios de valor se presentan en una forma simbólica correcta”(5). Para que quede mucho más claro, tal como descubre Gustav Bergmann, existe una incompatibilidad entre el contenido de una ideología (que en últimas resulta ser una valoración) y su forma simbólica (afirmaciones de hecho).
3. Con falsa motivación se entiende, entonces, que el juicio de valor puede ser (valga la redundancia) una falsa motivación, que cubre o enmascara los motivos reales de la dominación o de la obediencia. A manera de ejemplo, “el juicio de valor con base en el cual se cree en la superioridad moral y natural de los patrones respecto de los esclavos pueden enmascarar, en mayor o menor grado, en la conciencia de los patrones y de los esclavos, la motivación, de hecho predominante de la obediencia, que puede ser el temor a la violencia” (Stoppino, 2002, pág. 767).
Finalmente, Sttopino concluye su trabajo argumentando que en ciencia política es mucho más importante, si se quiere obtener prevalencia empírica, estudiar la falsa motivaciones. Esto por los siguientes motivos: primero, porque da un significado preciso a la idea de que los juicios de valor pueden ser elementos integrantes de la falsa conciencia de una situación de poder. Segundo, con esta, se “restaura el nexo entre falsedad y la función de la ideología, restituyendo a la palabra su significado fuerte aun en el lugar del análisis político, y evitando tanto el debilitamiento implícito en la aceptación del puro significado débil como también la dilución en la concepción bergmanniana de falsa presentación”. Tercero, “falsa motivación” establece una relación estructural entre ideología y poder evitando la disolución del concepto en el maremágnum de la sociología del conocimiento”. Y, cuarto, “esta interpretación, aunque recupera el núcleo de la noción marxiana de la falsa conciencia (y su vinculo con la situación de poder), no está obligada a hacer suya también la ontología”.
De otro lado, existe la concepción negativa de ideología. Se hace referencia aquí a la falsa conciencia de una creencia política. En el sentido Marxiano: como “la falsa consecuencia de las relaciones de dominación entre las clases, y se diferencia claramente [del significado débil] porque mantiene el propio centro, diversamente modificad, corregida o alterada por los distintos autores, la noción de falsedad: la ideología es una creencia falsa” (4) (Stoppino, 2002, pág. 755). En este sentido se hace referencia a las diferentes formas de entender la falsedad; esto es, como representación, presentación y motivación.
1. Con falsa representación se hace referencia a que una creencia ideológica es falsa porque no corresponde a los hechos. Para el mejor entendimiento de eso adopto el ejemplo de Stoppino: “la inmersión de un bastón vertical en el agua es el fenómeno objetivo; nosotros vemos el bastón como si estuviera roto, y si nos damos cuenta de nuestro erro lo describiremos como tal: este es el fenómeno subjetivo”. Esta distinción entre fenómeno objetivo y fenómeno subjetivo ha sido confimada por autores como Pareto para quien “las doctrinas sociales y políticas son generalmente doctrinas que describen la realidad social en la misma forma en que nosotros describiríamos el bastón inmerso en el agua si dijéramos que está roto” (Stoppino, 2002, pág. 763).
2. Con falsa presentación se describe la situación en que en la conciencia de la persona la valoración se presenta bajo la falsa vestidura de una afirmación de realidad. En una palabra, todo gira alrededor de los juicios de valor y no (como en la falsa representación) con las afirmaciones de hecho. Por ejemplo (siguiendo nuevamente a Stoppino, 2002, pág. 766) “la creencia de dos esclavos que justifican como bueno y legítimo el poder que el patrón tiene sobre ellos es ideológica para el primer esclavo porque en su conciencia los juicios de valor se presentan bajo la forma de afirmaciones de hecho, pero no lo es para el segundo porque en su conciencia los juicios de valor se presentan en una forma simbólica correcta”(5). Para que quede mucho más claro, tal como descubre Gustav Bergmann, existe una incompatibilidad entre el contenido de una ideología (que en últimas resulta ser una valoración) y su forma simbólica (afirmaciones de hecho).
3. Con falsa motivación se entiende, entonces, que el juicio de valor puede ser (valga la redundancia) una falsa motivación, que cubre o enmascara los motivos reales de la dominación o de la obediencia. A manera de ejemplo, “el juicio de valor con base en el cual se cree en la superioridad moral y natural de los patrones respecto de los esclavos pueden enmascarar, en mayor o menor grado, en la conciencia de los patrones y de los esclavos, la motivación, de hecho predominante de la obediencia, que puede ser el temor a la violencia” (Stoppino, 2002, pág. 767).
Finalmente, Sttopino concluye su trabajo argumentando que en ciencia política es mucho más importante, si se quiere obtener prevalencia empírica, estudiar la falsa motivaciones. Esto por los siguientes motivos: primero, porque da un significado preciso a la idea de que los juicios de valor pueden ser elementos integrantes de la falsa conciencia de una situación de poder. Segundo, con esta, se “restaura el nexo entre falsedad y la función de la ideología, restituyendo a la palabra su significado fuerte aun en el lugar del análisis político, y evitando tanto el debilitamiento implícito en la aceptación del puro significado débil como también la dilución en la concepción bergmanniana de falsa presentación”. Tercero, “falsa motivación” establece una relación estructural entre ideología y poder evitando la disolución del concepto en el maremágnum de la sociología del conocimiento”. Y, cuarto, “esta interpretación, aunque recupera el núcleo de la noción marxiana de la falsa conciencia (y su vinculo con la situación de poder), no está obligada a hacer suya también la ontología”.
A manera de conclusión
La ideología está definida en función de dos conceptos, el débil y el fuerte. El débil hace referencia a la ideología como species, osea, el conjunto de ideas y de valores. De todas formas, una definición a partir de esta concepción deberá partir de tres criterios: 1) relaciones entre sociedad-Estado, 2) valores y legitimidad del régimen y 3) ideología como guía de acción. De otro lado, existe una concepción fuerte que hace referencia a la forma como se impone el poder que tiene una estructura, génesis y una función (véase nota # 4). Esta última puede entenderse como falsa representación, presentación o motivación de las cuales la última (falsa motivación) resulta mucho más importante en el análisis empírico.
En una palabra “débil” y “fuerte”, hacen referencia, de una u otra manera, a la identificación de ideología como “objeto” (concepto débil) o como “sujeto” (concepto fuerte).
La ideología está definida en función de dos conceptos, el débil y el fuerte. El débil hace referencia a la ideología como species, osea, el conjunto de ideas y de valores. De todas formas, una definición a partir de esta concepción deberá partir de tres criterios: 1) relaciones entre sociedad-Estado, 2) valores y legitimidad del régimen y 3) ideología como guía de acción. De otro lado, existe una concepción fuerte que hace referencia a la forma como se impone el poder que tiene una estructura, génesis y una función (véase nota # 4). Esta última puede entenderse como falsa representación, presentación o motivación de las cuales la última (falsa motivación) resulta mucho más importante en el análisis empírico.
En una palabra “débil” y “fuerte”, hacen referencia, de una u otra manera, a la identificación de ideología como “objeto” (concepto débil) o como “sujeto” (concepto fuerte).
Notas
(1) defínase aquí el concepto de Cultura Política como “el sistema de valores, reglas morales, creencias, expectativas y actitudes compartidas por los miembros de una sociedad con relación al sistema político y al contexto social” (Sodaro, 2006, pág. 209).
(2) En este punto, recuérdese que los sistemas políticos son, por algunos politólogos, calificados a partir de su ideología; esto es, sistemas liberales, socialistas, comunistas, fascistas etc.
(3) Stoppino (2002) continúa dando definiciones en su sentido débil. Por tal motivo, recomiendo la lectura de “Ideología” en el Diccionario de Política.
(4) En este sentido, la ideología está dotada de, primero, una estructura que permite la falsedad de la creencia ideológica. Dos, una génesis que hace referencia a la relación de determinación entre los intereses y las exigencias prácticas de los hombres comprometidos con el poder, por una parte y la reencia ideológica, por la otra. Y, tres, una función que tiene que ver con la acción que la creencia ideológica ejerce en el sentido de la justificación del poder y de la integración política, tanto del lado de la obediencia como de la dominación.
(5) El subrayado es mío.
(1) defínase aquí el concepto de Cultura Política como “el sistema de valores, reglas morales, creencias, expectativas y actitudes compartidas por los miembros de una sociedad con relación al sistema político y al contexto social” (Sodaro, 2006, pág. 209).
(2) En este punto, recuérdese que los sistemas políticos son, por algunos politólogos, calificados a partir de su ideología; esto es, sistemas liberales, socialistas, comunistas, fascistas etc.
(3) Stoppino (2002) continúa dando definiciones en su sentido débil. Por tal motivo, recomiendo la lectura de “Ideología” en el Diccionario de Política.
(4) En este sentido, la ideología está dotada de, primero, una estructura que permite la falsedad de la creencia ideológica. Dos, una génesis que hace referencia a la relación de determinación entre los intereses y las exigencias prácticas de los hombres comprometidos con el poder, por una parte y la reencia ideológica, por la otra. Y, tres, una función que tiene que ver con la acción que la creencia ideológica ejerce en el sentido de la justificación del poder y de la integración política, tanto del lado de la obediencia como de la dominación.
(5) El subrayado es mío.
Referencias:
Almond, G., & Verba, S. (1989). The civic culture. Political attitudes and democracy in five nations. Newbury Park, California: Sage Publications.
Sodaro, M. (2006). Política y ciencia política: una introducción. Madrid: McGraw-Hill Interamericana de España S.A.
Stoppino, M. (2002). Ideología . En N. Bobbio, M. Nicola, & G. Pasquino, Diccionario de política (13a ed., págs. 755 - 770). México: Siglo Veintiuno Editores.
Almond, G., & Verba, S. (1989). The civic culture. Political attitudes and democracy in five nations. Newbury Park, California: Sage Publications.
Sodaro, M. (2006). Política y ciencia política: una introducción. Madrid: McGraw-Hill Interamericana de España S.A.
Stoppino, M. (2002). Ideología . En N. Bobbio, M. Nicola, & G. Pasquino, Diccionario de política (13a ed., págs. 755 - 770). México: Siglo Veintiuno Editores.